Como les contamos en un artículo anterior, una de las metodologías más utilizadas a nivel mundial para desarrollar dignósticos que incentiven el cambio de comportamiento que deseamos, se llama COM-B.
Esta metodología, determinada por Susan Michie, Maartje M van Stralen y Robert West, establece que para que se pueda configurar un cambio de comportamiento, se tienen que dar los tres conceptos: Capacidades, Oportunidades y Motivaciones. Este marco de intervención, diagnóstico y comprensión es el resultado del análisis y compendio de más de 15 marcos creados por otros investigadores en ciencias del comportamiento, psicología y cambio comportamental. Como parte de esta serie, en esta ocasión hablaremos de Motivación.
Las motivaciones son un elemento fundamental si se quiere generar un cambio de comportamiento, a corto, mediano y largo plazo. Estos términos de tiempos se deben a que las motivaciones no son necesariamente estables en el tiempo sobre un mismo comportamiento.
Una persona puede tener una alta motivación para realizar un comportamiento, por ejemplo, agregar sus gastos y entradas en una aplicación que ayuda a mantener la salud financiera. Con el tiempo, puede sentir que ese comportamiento se está volviendo rutinario y no encuentra los factores y razones que hicieron que sintiera esa motivación inicial. Si esa desmotivación continúa, lo más probable es que que el comportamiento se deje de presentar y la persona deje incluir la información, perdiendo el avance logrado durante cierto tiempo y los beneficios de tener un seguimiento detallado de su comportamiento financiero.
Una alta motivación es una gran generadora de cambio de comportamiento, si la motivación es muy alta, las personas realizarán los comportamientos más complejos, siempre y cuando se cumplan las otras características.
Según este modelo de cambio de comportamiento, la motivación en los seres humanos debe verse desde dos perspectivas:
Motivación automática
Se entiende como aquella que no se debe o basa sobre un proceso reflexivo. Implica reacciones fisiológicas y psicológicas automáticas que generan bienestar pero de las que no somos completamente conscientes. Se puede incluir dentro de las motivaciones automáticas los reflejos como consecuencia de un estímulo externo o interno. Un ejemplo de motivación automática podría ser cuando sentimos placer anticipado porque sabemos que viene una comida que nos gusta mucho. Esa sensación de placer no pasa por ningún proceso reflexivo, es un hecho automático generado por la asociación inconsciente entre el sabor de la comida y la sensación placentera que nos genera.
La motivación automática tambien puede verse en términos de cómo algún comportamiento es asociado con nuestra identidad. Si nos entendemos como personas saludables, que tienen una preocupación genuina por la salud, es más probable que hagamos ejercicio físico como parte de esa identidad. Así, entre más un comportamiento tiene un sentido intuitvivo para nosotros, más cercana es la posibilidad de que lo realicemos.
Motivación reflexiva
Este tipo de motivación hace referencia a aquella que es mediada por un proceso cognitivo más complejo y del que somos conscientes. En ese sentido, la influencia de este tipo de motivación opera a través de creencias, ideas, e intenciones, que hacen parte de nuestro proceso mental para tomar una decisión sobre realizar o no un comportamiento. Por ejemplo, una persona puede sentir menos motivación de salir a hacer deporte en la calle (trotar, correr, etc) si considera que hacerlo en la calle puede traer una consecuencia negativa. Esta persona puede pensar que es peligroso porque debe atravesar calles y los carros representan un riesgo a su seguridad. Asimismo, esta misma persona puede pensar que hacer este ejercicio en un gimnasio puede ser beneficioso porque las características de hacerlo en este espacio son positivas (un entrenador puede revisar la técnica del ejercicio para prevenir lesiones).
La tarea de las organizaciones, el sector público y demás entornos que necesitan generar cambios de comportamiento es determinar qué tipo de motivación hace falta en los clientes, trabajadores o público en general para realizar cada comportamiento. Es clave recordar, como lo hacemos en nuestro método ETHOS, que una alta motivación puede llevar a las personas, incluso, a realizar los comportamientos más difíciles, pero una baja motivación, aunque tengamos la mayor capacidad y oportunidad, limita en gran medida, la posibilidad de realizar incluso el comportamiento más sencillo.
Referencias
Michie, S., Van Stralen, M. M., & West, R. (2011). The behaviour change wheel: a new method for characterising and designing behaviour change interventions. Implementation science, 6(1), 1-12.
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