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Foto del escritorJaime Unda McFarlane

El método ETHOS basado en una de las metodologías con mayor evidencia para cambios de comportamiento









Como parte de las metodologías para hacer diagnósticos precisos que ayuden a generar cambios de comportamiento deseables, una de las metodologías más utilizadas a nivel mundial se llama COM-B. Esta metodología, determinada por Susan Michie, Maartje M van Stralen y Robert West, establece que para que se pueda configurar un cambio de comportamiento, se tienen que dar los tres conceptos: Capacidades, Oportunidades y Motivaciones. Este marco de intervención, diagnóstico y comprensión es el resultado del análisis y compendio de más de 15 marcos creados por otros investigadores en ciencias del comportamiento, psicología y cambio comportamental. Como parte de esta serie, en esta ocasión hablaremos de la primera característica: Capacidades.

Un comportamiento es menos probable de darse si las personas no saben cómo hacerlo o si no tienen las habilidades físicas necesarias para realizar el comportamiento.

Las capacidades, bajo este modelo, tienen dos expresiones o descripciones: capacidades psicológicas y capacidades físicas. En las capacidades psicológicas, se encuentran los procesos mentales que llevan a tomar decisiones y llevar a cabo comportamientos. Estos procesos mentales pueden entenderse dentro de los conceptos como razonamiento, comprensión del entorno y de las tareas necesarias.

Por ejemplo, para que una persona pueda hacer ejercicio cardiovascular, tiene que comprender por qué es positivo realizar dicha acción, qué consecuencias puede tener, las acciones necesarias para llevarlo a cabo (mover las piernas de la forma adecuada, mover los brazos de la manera adecuada, seleccionar el camino por donde se llevará a cabo la acción, etc) y decidir sobre una serie de acciones como la ropa que se va a usar, la alimentación, etc.

Así mismo, si se espera que una persona empiece a pagar los impuestos a tiempo utilizando una nueva plataforma tecnológica establecida por el gobierno, es necesario que las personas tengan las habilidades para utilizar plataformas web y también la plataforma específica para pagar impuestos. En la medida en que estos razonamientos sean cada vez más completos, es más fácil que una persona o un grupo de personas realice el comportamiento, pues por lo menos ya hay una comprensión de sus características y consecuencias.

En las capacidades físicas se encuentran la posibilidad física de realizar el comportamiento y las habilidades necesarias para hacerlo. Por ejemplo, para que una persona pueda subir escaleras en vez de utilizar el ascensor de su edificio, necesita tener la suficiente fuerza en las piernas para poder hacerlo. Si se le pide que lo haga, sin tener la fuerza necesaria, la persona no lo hará y seguramente sentirá una mayor desmotivación frente a iniciar actividad física que prevenga enfermedades durante la vejez. En términos del deporte, por ejemplo en el fútbol, es necesario que la persona tenga la motricidad necesaria para manejar un balón con los pies, así como la velocidad de piernas y en el resto del cuerpo.

Por esto es importante, cuando se diseñan nuevas intervenciones o nuevos programas de cambio de comportamiento, que los conocimientos de las personas sen acordes con la dificultad en el uso de esas nuevas plataformas e intervenciones. Si existe una diferencia entre capacidades e intervención, la efectividad de esta última se verá reducida en términos sociales y de escalabilidad.

Para solucionar estos problemas, alrededor del mundo se han diseñado estrategias de educación que tienen objetivos puntuales determinados para cada intervención y que aumentan la probabilidad de que la intervención sea exitosa. Por ejemplo, en Bangladesh, con el fin de promover un mayor uso de la línea de atención de emergencia contra el COVID, se definió una intervención usando “Edutainment”; videos educativos pero que también involucraban drama y una línea argumentativa interesante para el usuario. Con esta intervención, el uso de la línea aumentó significativamente entre aquellos participantes que vieron el video.

Este tipo de intervenciones pueden generar un conocimiento necesario para desarrollar las acciones necesarias para cambio de comportamiento, y complementan los otros conceptos necesarios bajo el modelo COM-B. Nuestro modelo ETHOS está basado en el modelo COM-B: entendemos (diagnosticamos), trazamos y habilitamos (proponemos herramientas, las prototipamos), observamos y socializamos (siempre hacemos evaluación de las herramientas propuestas para luego poder escalarlas).



Referencias

  • Michie, S., Van Stralen, M. M., & West, R. (2011). The behaviour change wheel: a new method for characterising and designing behaviour change interventions. Implementation science, 6(1), 1-12.

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